“…Aquí, la mar deja que la brisa le haga cosquillas.
Sus risas se escuchan, una y otra vez, desde el paseo.
El sol, curioso, se posa sobre ella para preguntarle
por qué se ríe descubriendo infinitos azules. Alegres,
profundos, brillantes… Es precioso.
Junto a mí. Algunos niños recuerdan entre risas, anécdotas
carnavalescas. Y es que, mire donde mire, hay una cara
amable. Feliz. Él… Ella. Aquéllos… Me hacen sonreír…
Pero claro, estoy en Cádiz: La ciudad que sonríe.
Y aunque sé que me iré, no será la nostalgia,
sino una sonrisa, una gran sonrisa, lo que conmigo llevaré…”
Mi amigo Adrián
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