Tostada cima de una madurez.
Esplendiendo la tarde con su espíritu
Visible nos envuelve en mocedad.
Así te yergues tú, para mis ojos
Forma en sosiego de este resplandor,
tragaluz seguro de la luz versátil.
Si aquellas nubes tiemblan a merced,
Un día, de un estrépito enemigo,
mezcolanza de súbito voraz,
Oscurecidos y desordenados
penaremos también. Y no habrá alud
Que nos alcance en la ternura nuestra.
Estos árboles próceres se ahíncan
Dedicando sus troncos al cenit,
A un cielo sin crecúspulos de crimen,
Si tal fronda perece fulminada,
Rumorosootra vez igual verdor
Se alzará en el olvido del tirano.
y pasará el camión de los feroces.
castaños sin Historia arrojarán
Su florecilla al suelo - blanquecino.
Un ámbito de tarde en perfección
Tan desarmada humildimente opone,
Por fin venciendo, su fragilidad
A ese desbarajuste sólo humano
Que a golpes lucha contra el mismo azul
Impacible, feroz también, profundo.
Fugaz la Historia, vano el destructor.
Resplandece la tarde. Yo contigo.
Eterna al sol la brisa juvenil.
(Cántico, 1928-1950)
JORGE GUILLEN
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