Hay frases universales que todos creemos sentencias irrefutables, pero que no son más que las mayores mentiras de la humanidad… no son más que aquello que nos quiere vender quien quiera que saque provecho de ello… El ejemplo más claro es ese axioma que dice que el trabajo dignifica… ¿Que dignifica a quién? Yo me siento tan digno un lunes como un domingo, y los domingos no trabajo… y hasta estoy mucho más a gusto… Sí es verdad que algún que otro sábado acabo perdiendo la dignidad a ciertas horas, pero eso no viene al caso en este momento… Tenemos también esa gran mentira que dice que el deporte es sano… sana es una tostá de pan de Las Cabezas, con aceite de oliva de Estepa, tomate de Los Palacios en rodajas y jamón de Jabugo con sus chorreritas… eso sí que te da energía y vigor… eso sí que te mantiene en forma… eso sí que te hace afrontar el día con ganas… Sano es hartarse de reír por cualquier tontería… sano es hacer el payaso… y si es verdad que...
si hay algún deporte sano, es el que se practica en pareja, sea estable u ocasional… Otra gran mentira dice que a quien madruga, Dios le ayuda… y yo lo que digo es que si de verdad me quiere ayudar, que me quite de madrugar… y mira que yo no soy de levantarme tarde, pero una cosa es madrugar por gusto y otra hacerlo por obligación… y de momento sigo intentando averiguar qué ayuda es esa que me da cuando madrugo… porque el día que no se me olvidan la mitad de los papeles en casa, me quedo sin agua caliente en la ducha o sólo me quedan limpios los bóxers que me están pequeños… Tampoco me convence eso de que hay quien nace con estrella y quien nace estrellado, ya que he visto a mucha gente pasar de un estado a otro hasta en varias ocasiones… o eso de que cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo, entre otras cosas porque no he visto a un grajo en mi vida (que yo sepa)… En definitiva, no me gustan las cosas establecidas, no me gustan las cosas que te encasillan y te meten en un raíl del que no puedes salir, las cosas que tiene que ser así porque sí… Yo prefiero quedarme con que existen los príncipes azules y las princesas encantadas, con que la felicidad está ahí si te lo propones, con que algún día me llegará la invitación para visitar la fábrica de chocolate de Willy Wonka (sé lo que estáis pensando, pero a la de Cruzcampo he ido ya en varias ocasiones), y con que el Ratón Pérez volverá a pasar por mi casa cuando estrene mi primera dentadura postiza… porque lo que sí que es verdad es eso de que todo es cuestión de proponérselo, eso de que el que la sigue la consigue, eso de que deseando mucho las cosas acaban pasando… y si no pasan, al menos uno está a gusto imaginándolas…
De Historias de la Alameda
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